Narciso se ha perdido
la pasión de su imagen en la fuente.
Mira y escapa por donde mismo vino,
Pero se vuelve...
Y al volverse se espera que todo lo invisible
se revele
bajo el manto dorado
de la noche que acecha.
Pero se vuelve...
desconoce la sombra que aguarda,
la hoja que se desliza sobre la blanda hierba,
desconoce,
que todo puede ser en este instante revelado
si la fuente se acerca.
No precisa mirarse sobre el agua,
pues si el agua le roza es el abismo.
Se aleja...
de toda destrucción, de todo cauce
que conduzca a las aguas cristalinas,
se aleja para siempre y se confunde
con un pájaro negro en lontananza,
un penacho de palma,
una llovizna.
(Paisajes de mujer/Womanlands)
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