Adiós a Calipso
Escúchame, Calipso,
he de dejarte,
pues si no te dejase, dulce amiga,
cuántos peligros me suprimirías,
cuántas angustias no han de proclamarse.
Escúchame, Calipso, noble amiga,
es un pacto de amor lo que te ofrezco:
navegar esos mares de la vida,
contigo adentro...
Pero llevar a fin la travesía,
¡volver a verlos!...
Aunque ya sé que el viaje lo era todo,
¡llegar a puerto!...
Abrazar esa tierra que suspira,
sueña y espera.
Todo eso se ha de hacer con poesía,
contigo adentro.
(Diana María Ivizate González, Hallar el sitio. Miami, Editorial Homagno, 2008)