Tu lenguaje es tu signo

La poesía es un mundo que se esconde más allá de lo aparente...
Diana Ivizate

martes, 28 de marzo de 2017

LA ÚNICA TESTIGO

La única testigo

Si este amor fuera cierto,
habría señales en el cielo,
habría una luz, un resplandor en cada hombre
que pasara,
pues serían como espejos
reflejando mi mente.
Habría un mohín de histeria en las mujeres,
en sus bocas cerradas,
un trazo de dolor en sus semblantes…
Se detendría la noche entre mis dedos,
Anidarían estrellas en mi pelo,
susurrando tus besos.
Si este amor fuera cierto,
tú no estarías tan lejos,
ni yo tan empeñada en amar
mi propia creación.
Yo te he inventado:
ahora me rompo de saberlo.
Yo soy la única testigo de este amor,
por eso no hay mensajes en el cielo,
ni en ningún otro hombre
advierto un resplandor.
Y es que tan sólo a ti te he iluminado,
eres mi imagen más amada,
el verso que conservo para antes de morir.
Eres ese alimento
espiritual, sublime,
que me mantiene viva, haciéndome sufrir.
Vale, pues, no te vayas: seguiremos así,
yo creando el amor que en parte alguna
se halla,
tú siendo el artificio

de este dolor sin fin.

(Diana María Ivizate González, MIS MÉTODOS DE AMAR. Valencia, Aduana Vieja Editorial, 2016)

jueves, 23 de marzo de 2017

Tabú

Tabú
Yo no puedo comunicarme contigo,
algo me dice que no debo.
Tú no puedes beber en esta fuente,
algo te dice que no bebas.
Cuando miras al cielo en busca de palabras,
pasan estrellas.
Cuando miro al abismo en busca de un sonido,
lanzo una piedra,
pero tus manos traspasan las fronteras:
me han leído las mías
la noche entera,
parecen escribir alguna historia
que no termina,
se enlazan y se besan,
manos libres, en fin, quién lo diría…
Han pasado mensajes de tu boca a mi ceja,
de tus ojos al alma
que en mi refugio tiembla,
de mi boca a la tuya,
que se oculta sedienta.
Si ellas pueden hacerlo, ¿por qué temer?
Acércate a la fuente para que bebas:
ni tan mala es el agua, ni tu lengua afilada
va a cortarme,
ni las estrellas romperán tu frente
cuando les mires,
ni yo loca al abismo he de lanzarme.
Sólo a tus brazos tibios, sólo eso,

cuando tus manos dejen de tocarme.

(Diana María Ivizate González, MIS MÉTODOS DE AMAR. Valencia, Aduana Vieja Editorial, 2016)

domingo, 23 de agosto de 2015

LA MUSA MALA

Es oscura la noche, la luna brilla,
la musa mala avanza por la orilla...
Por la orilla del Nilo mira asustada
cómo se le adelanta la madrugada.
Para amar al poeta bastan las sombras,
el viento enloquecido la llama Alondra.
¿Qué precisas de mí, alma de bronce?
Un traguito de Anís y un nuevo nombre.
Te llamaré Casandra o Luz de luna...
¿Y cómo nombrarás a mi cintura?
La llamaría roca o acantilado.
Esos nombres, poeta, son de mi agrado.
¿Y cómo llamarías mis ojos pardos?
Ojos fieros, mi musa, de leopardo.
Continúa nombrando, poeta imberbe,
mientras yo en tu cabeza logro meterme.
Te nombro mi perversa sacerdotisa
y siento que mi mente vuela de prisa.
Es preciso que vuele, poeta desnudo,
tengo en mis manos uno de tus seguros.
¿Te refieres al miedo a no haber vivido?
A eso también, poeta redimido.
Suelta lo que no tengas que agarrar,
el alma de un poeta debe volar...
Entonces volaremos los dos unidos
por encima del Nilo y sus cocodrilos.
Carezco de aventuras, musa lunar,
llévame a donde sea,
hazme soñar.

(Diana María Ivizate González, Desdémona regresa. Valencia, Aduana Vieja Editorial, 2015)

jueves, 25 de junio de 2015

UNA SELVA DISTANTE

Cuando me siento sola,
salgo a buscarte...
Y se mueven las hojas
de una selva distante.
Atravieso la noche
sola y descalza,
oigo ruido de fieras
y nubes altas.
Sigo algún horizonte, o algún lucero,
tengo miedo a perderme,
pero te quiero.
¿Y si sólo la selva y estar perdida
fuese la recompensa de mi vida?
Entonces vagaría en pos de un sueño,
con mis pies en el fango, dejando huellas,
para que tú las sigas, cuando puedas.
Y si ya para entonces, yo no estuviera...
Lo que siento por ti, se hizo poema,
aprendí del peligro y del dolor,
conviví con el hambre, por amor.
El viaje es lo importante: yo te abrazaba,
sintiéndote en mis brazos cada paso que daba.
Si algún día sufrieras este frío,
este viaje a lo oscuro, estos rugidos
de las fieras ocultas tras la luna,
piensa que por aquí pasé primero,
y que arriesgué mi vida
como ninguna.
(Diana María Ivizate González, Desdémona regresa. Valencia, Aduana Vieja Editorial, Colección Palabras Mayores, 2015)

sábado, 20 de junio de 2015

LA DIOSA DE ÉBANO

Y la diosa de ébano vino a mi fuente,
y las dos nos bañamos, alegremente...
Me dio a beber rocío entre sus senos,
parecía tan dulce aquel veneno...
Tendí sobre la hierba su cuerpo hermoso,
y recogí las flores con tanto gozo
que le hicieron cosquillas al colocarlas
en sus preciosas manos,  y en su espalda.
Bebimos de la noche sus ambrosías,
ella pidió quedarse toda la vida,
y le dije bajito: "ya anochece,
déjame que te bese,
déjame que te bese".
Probé otra vez la flor y su fragancia,
temblé toda la noche
tocando el arpa...
Descubrió los secretos que había escondido:
estaban justo debajo de mi ombligo.
Yo le pedí quedarme toda la vida,
y me dijo bajito: "amanece, querida".
(Diana María Ivizate González,  DESDÉMONA REGRESA. Valencia,  Aduana Vieja Editorial,  2015)

sábado, 13 de junio de 2015

PÍNTAME UN TEMPLO

Con tacones de aguja
entraré a tu morada...
Custodiarán la puerta
dos brujas y dos hadas.
Las miraré sonriente: "somos de por aquí",
y responderán: "pasa, que seas muy feliz".
Con ese buen augurio, te daré el desayuno,
en bandeja de plata, dos huevos duros.
Te gustará, insisto, que yo esté cerca
cuando las brujas se vayan de la puerta,
porque entrará la luna para avisarte
que en una noche oscura nació tu arte,
y yo estaré en tacones en la ventana,
mirando cómo pasa la madrugada...
Que me pintes un templo, te pediré,
y empezarás pintando por los pies...
Sintiendo esas perfectas pinceladas,
me agarraré con fuerza a la ventana,
y subirán tus ojos, junto con tu pincel,
hasta hacerme en el pecho algún clavel,
entonces yo, sedienta, te rogaré,
que me pintes aquí la torre Eiffel.
Y seguiremos juntos, toda la noche,
haciendo de tu arte dulce derroche...
Los tacones de aguja lanzaré
hacia el Renacimiento,
para amarte descalza cuando en mi alma pintes
un convento.
(Diana María Ivizate González, DESDÉMONA REGRESA. Valencia, Aduana Vieja Editorial. Colección Palabras Mayores, 2015)

viernes, 5 de junio de 2015

HACES NIDO EN MIS OJOS

Dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer

Has venido de lejos,
tienes horas de vuelo,
dichoso peregrino...
Me he posado en tus ojos,
he querido hacer nido
en lo más hondo de tus pensamientos...
Pero tú me has dormido,
con tus palabras dulces, arrullando mis sueños.
Yo era rebelde y tierna,
pasional y empeñada en amar
salvajemente...
Cuánta calma me das, qué paz me traes,
mi cuerpo se doblega a una mirada tuya,
y las manos me tiemblan,
y mi boca sonríe.
Tú me enseñaste a amar sin ataduras,
de lejos,  abrazando cada suspiro tuyo,
tomándolo en el aire entre mi boca,
¿qué más puedo pedir,  si soy feliz contigo,
dondequiera que estés porque tus brazos
se apoderan de mí,
me dulcifican,
me enseñan a sentir una caricia y otra,
en el umbral oscuro de toda la poesía?
Tus ojos como antorchas
iluminan la entrada
y yo me dejo dar la bienvenida...
Entro al palacio de las almas amantes
de tu mano,  mi vida,
entro al milagro de lo desconocido,
bebo de tu sonrisa néctares y ambrosías.
Y ya no siento miedo,  la noche es toda mía.
Haces nido en mis ojos, y sé que volverán...
Oscuras golondrinas.
(Diana María Ivizate González,  DESDÉMONA REGRESA. Valencia,  Aduana Vieja Editorial.  Colección Palabras Mayores,  2015)