Tu lenguaje es tu signo

La poesía es un mundo que se esconde más allá de lo aparente...
Diana Ivizate

sábado, 10 de mayo de 2014

Perfumada

Perfumada
Me perfumé desnuda
después que tanta agua
se deslizara fresca por mi cuerpo,
el perfume en mis dedos
iba tocando tersa
la piel y los hirsutos
pendientes del deseo...
Recorrí cavidades, estaciones desiertas,
montañas y recodos,
y pétalos que tiemblan
cuando tus labios tocan
y humedece tu lengua.
Y luego me tendí
sobre la seda roja, blanda y abierta...
Y llegaron lacayos, y suspiraron reinas,
y el rey dio jaque mate
con damas negras.
Pareció que llegabas, cuando ya yo me iba.
Entraban y salían los que lo deseaban.
El perfume enbriagaba,
los pétalos, la lengua,
la seda roja, el cielo, las damas negras...
Ya pierdo la noción,
el orden de las cosas,
me cuesta respirar, sin pedir mariposas.
Siento en toda la piel un gran revoloteo...
¿Es un delito, amor,
perfumarse el deseo?
(Diana María Ivizate González,  Yo te he querido en sueños.  Valencia, Editorial Aduana Vieja, 2014)

miércoles, 7 de mayo de 2014

El rostro del amor

¿No te ha pasado nunca conocer a alguien que sabes que es el centro de tu vida, y da igual que se aleje, que viva en otro sitio, porque te reconoces en su alma, como si hubieras visto el rostro del amor, o de Dios?

El paso de un ángel
Poseída por ti,
alma que pasas sin saber qué has hecho,
un roce de tus alas ha bastado
para tirar abajo mi universo,
pedazos que se rompen sólo siento,
las mariposas mueren contra el techo,
los manantiales sólo han sido charcos,
la luna un viejo espejo;
siento como se rompen los cristales,
otras almas se quedan a lo lejos,
debajo de estos escombros pasajeros
que van cayendo,
sólo a ti veo.
(Diana María Ivizate González,  Ocultas fragancias que golpean. Valencia,  Editorial Universidad Politécnica de Valencia, 2002)

martes, 6 de mayo de 2014

domingo, 4 de mayo de 2014

¡Feliz día a todas las madres!

Todo lo que yo sé de solidaridad,  me lo enseñó mi madre. Todo lo que yo sé del medio ambiente,  me lo enseñó mi abuela.
 Decía Virginia Woolf hace más de un siglo:

De nuestros padres conocemos siempre algún hecho, alguna distinción.  Fueron soldados o marinos; ocuparon tal cargo o legislaron. Pero de nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras bisabuelas, ¿qué queda? Nada sino una tradición.  Una era bella; otra era pelirroja; otra fue besada por una reina. No sabemos nada de ellas excepto sus nombres y las fechas de sus matrimonios y el número de hijos que tuvieron... (Ver más en: Diana María Ivizate González,  Virginia Woolf. La experiencia como cuerpo, lenguaje y conciencia.   Valencia,  Editorial Letra Capital,  2013)

Afortunadamente,  hoy en día va quedando una estela potente detrás de nuestras madres, sabemos de ellas mucho más, las reflejamos en nuestros actos cotidianos. La madre es como la tierra, nada nos hace sentirnos más firmes. Para ella, este homenaje.