Todo lo que yo sé de solidaridad, me lo enseñó mi madre. Todo lo que yo sé del medio ambiente, me lo enseñó mi abuela.
Decía Virginia Woolf hace más de un siglo:
De nuestros padres conocemos siempre algún hecho, alguna distinción. Fueron soldados o marinos; ocuparon tal cargo o legislaron. Pero de nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras bisabuelas, ¿qué queda? Nada sino una tradición. Una era bella; otra era pelirroja; otra fue besada por una reina. No sabemos nada de ellas excepto sus nombres y las fechas de sus matrimonios y el número de hijos que tuvieron... (Ver más en: Diana María Ivizate González, Virginia Woolf. La experiencia como cuerpo, lenguaje y conciencia. Valencia, Editorial Letra Capital, 2013)
Afortunadamente, hoy en día va quedando una estela potente detrás de nuestras madres, sabemos de ellas mucho más, las reflejamos en nuestros actos cotidianos. La madre es como la tierra, nada nos hace sentirnos más firmes. Para ella, este homenaje.
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