Las siluetas
La gente pasa y pasa...
hacia charcos lejanos que palpitan
debajo de la lluvia
y nada los detiene,
ni el gato que de repente sale de un latón de basura,
ni sus ojazos de noche impredecible,
ni su lamento gris mojado que nos lleva
hacia sábanas blancas pobladas de siluetas:
una silueta alegre, otra morada,
siluetas escondidas, sigilosas;
una silueta muerde suavemente una naranja verde,
y todas las siluetas la persiguen,
hasta tenerle.
(Diana María Ivizate González, Ocultas fragancias que golpean, Valencia, Editorial Universidad Politécnica de Valencia, 2002)
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