Eva en la parada
esperando ese vehículo
que la trasladará a ninguna parte,
ese transeúnte que saluda
y entabla una conversación
cada vez más trascendente.
Pregunta por su vida y por su nombre
y encuentra en cada cosa
nimia
un símbolo sagrado.
Ese hombre del pasado
que ya no lleva jaba
ni espejuelos colgando,
ni un boli en el bolsillo
para anotar sus datos
y llamar
y llamar
a casa sin motivos
aparentes.
(Diana María Ivizate González, Eva en el páramo. Paisajes de mujer / Womanlands. Madrid, Editorial Verbum, 2010)
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