Las alas
Duende espera a mañana, por favor,
mañana salgo de mi caparazón,
romperé tus amarras y le diré al verdugo
que no te obligue más a este paisaje,
te secaré los ojos
y te pondré las alas.
Te amaré cerca o lejos de tus viejos grilletes
y besaré tu vuelo que de infeliz detuve,
mientras tejo.
(Ocultas fragancias que golpean. Editorial Universidad Politécnica de Valencia, 2002)
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