Cuando la noche baja
violeta en sus designios
a beber en la fuente de las premoniciones,
yo decido esperar,
es todo cuanto queda...
Espero algún prodigio,
pero también milagros y serpientes,
deseos que se escapan hacia la muerte,
como escapa el aliento de la boca que anhela.
Es eso lo que queda...
Pero esperar conscientes de que la espera es larga,
fortalece,
este ánimo de mártires, de seres que flotamos más allá
me sienta bien,
me lo dicen los ojos de la gente,
el violeta esparcido entre mis manos,
y un ángel que recuesta
en mi pecho su frente.
(Diana María Ivizate González, La Voz de los Poetas. Revista Palabras Diversas, Nº 46, 15 de marzo de 2014: http://www.palabrasdiversas.com/palabras/poetas_dentro.asp?nombre=Diana%20Mar%EDa%20Ivizate%20Gonz%E1lez)
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