Tal vez no debí amarte
apasionadamente,
tal
vez debí dejar
que
las cosas fluyeran,
ya
sabes, como fluyen
los
versos en el agua:
yo
lanzo un verso roto
a
que navegue el río,
y
el cauce se lo lleva
hasta
un sitio lejano…
Entonces
si regresa,
sé
que el verso era mío
y
reúno sus pedazos, como quien crea un templo,
una
piedra sobre otra.
Con
ese amor pausado,
con
las ganas de verlo,
erigido,
triunfante
sobre
todo vacío,
así
construyo yo versos, templos y amores.
Pero
si se llevase la corriente el poema…
Entonces
lloraría, porque se iría mi alma en ese intento.
Me
levanto y me voy, olvido el tiempo…
Otro
verso vendrá
corriente
arriba,
y
le daré mi vida y nacerá
con
él la poesía.
(Diana María Ivizate González, Ocultas fragancias que golpean. Valencia, Editorial Universidad Politécnica de Valencia, 2002)
http://dianaivizate.blogspot.com.es
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