Mensaje para un hombre que duerme en algún sitio
A veces vi tus ojos,
a veces fue un delirio...
Sentí que me querías
y que yo había encontrado
el agua en el desierto,
y me pasé temblando tres noches y tres días:
la fiebre del amor me dejaría extenuada...
Anduve por tus ojos como por un abismo,
el vértigo atraía mi alma hacia la tuya,
y en tus brazos sentía
no temerle ya a nada.
Tus brazos tan lejanos
me rodeaban amando,
y yo volví a temblar
por miedo a estar soñando.
Tu boca me besaba,
me salvaba más bien...
Y yo era rescatada de aquella muerte mía
de lanzarme a lo hondo
del pozo más oscuro.
Contigo vi la luz, y sigo iluminada,
pero, ¿cómo se puede persistir en la herida?
Yo pensé que eras tú,
pensé que eras mi vida,
y como hago con todo... te convertí en poesía.
(Diana María Ivizate González, Paisajes de mujer / Womanlands. Madrid, Editorial Verbum, 2010)
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